Etiqueta: tal cual

  • El escuadrón suicida gubernamental

    El escuadrón suicida gubernamental
    Fuente: Tal Cual

    Es que parece que mientras más extraño y dudoso es el perfil, hay que darle un mejor rango al personaje dentro de las filas del régimen chavista que tiene, bajo la bota militar, las libertades de los venezolanos. No veo dentro de cuál contexto se puede considerar como una acción lógica designar como ministro de Interior Justicia y Paz a alguien que está siendo acusado de narcotráfico en un tribunal de Nueva York en los Estados Unidos, y aún cuando partamos del principio de la presunción de inocencia, deberían al menos esperar a que a uno se le olvide. Pero van de frente. No les importa lo que se diga con tal de que los ciudadanos sigamos padeciendo de esta pesadilla que ellos llaman la «revolución bonita». 

    Los milicos a los cuarteles. Basta de usurpar papeles de los civiles y seguir permitiendo que sacien sus carencias con la golilla del poder. Los ciudadanos estamos cansados de que los militares estén al mando de las políticas, que al final del día, pueden ser decisivas en temas de vida o muerte. Ya las pruebas me remito. No es por hablar tonterías, pero por ese ministerio mencionado arriba, en 17 años han pasado, con Néstor Reverol contado, 12 de estos carajos que visten de verde oliva, resultando en 24 planes de seguridad fallidos. Ni siquiera voy a poner números. No son necesarios en un país donde todos vivimos con miedo y donde ninguno se ha salvado del hampa. Es que lo más preocupante del caso es que Reverol, de lo que está siendo acusado, es de haber aceptado dinero del narcotráfico para que, desde su puesto de poder en la ONA, facilitara el tráfico de la coca hasta el país del norte -que en el régimen- dicen que tanto odian. También hay que destacar que el presidente Nicolás Maduro en su alocución nacional, le ha echado flores y fanfarrias al protagonista de esta historia, como el ganador del récord Guinness atrapando a traficantes de droga; como un sujeto intachable en la lucha contra el psicotrópico y que esto es solo un ajuste de cuentas por el alto honor que derrocha. Vamos a darle al beneficio de la duda en este caso, que la corte demuestre lo contrario, es más, me ofrezco a comenzar una colecta para regalarle el pasaje a Nueva York y que pueda demostrar su inocencia.

    Al final de este tema, tenemos que entender el reto histórico que esta nación enfrenta. Estamos ante un narco Estado, donde el más pendejo ha sido acusado de algo: desde los sobrinos de la primera dama, la que supuestamente pila el maíz en casa para hacer arepas (y esos cuentos cínicos que al Presidente le encanta soltar como perla) mientras que el hambre azota a la población entera. Es por esto, y mucho más, es por sus crimines que el poder no quieren soltar. Así que como civil les digo, tenemos que poner la frente en alto, tenemos que hacerle entender al Estado, con nuestros gritos fuertes y claros, que el revocatorio sí se dará este año, que no es un asunto de la Mesa de la Unidad contra el Gobierno, que no es un capricho de Capriles, López o Allup; que es nuestro derecho, que es lo que queremos y que ningún criminal de saco nos va a seguir quitando el presente y futuro a pedazos.


  • Si no nos agarra el chingo…

    Si no nos agarra el chingo…
    Fuente: Tal Cual

    Nos agarra el sin nariz… Como si no fuese suficiente que el Gobierno, aprovechándose del aparataje del Estado, destruyera casi toda la posibilidad de crecimiento económico a través de sus políticas que no hacen más que asfixiar a la empresa privada. Como si no nos bastase con tener la inflación más alta del mundo; ahora nos llega una propuesta demagoga que pretende hacer que los ojos de los más necesitados se llenen de brillos. Una propuesta que busca convertir la palabra «dólar» en una salvación para quien no tiene cómo estirar el sueldo hasta el fin de mes. Por supuesto, estoy hablando de la Ley de protección del salario que intentan promover desde la Asamblea Nacional, y tristemente aprobada en primera discusión. 

    Si yo te dijera que existe una propuesta para generar un subsidio al salario de los trabajadores, que sea cubierto por el Estado, ¿qué pensarías? Si te dijera que hay una propuesta para acabar con la inflación basada en soltar más dinero a la calle, sin respaldo, dinero inorgánico que solo serviría para comprar cada vez menos, ¿qué me dirías? Esta idea, por más absurdo que parezca, no viene de Maduro sino de un sector de la oposición que, según lo veo, entiende mucho menos que yo cómo resolver los problemas económicos del país.

    Mi mayor preocupación es que teniendo economistas en curules de la Asamblea Nacional, capacitados, con currículos impecables, no hayan sido consultados, y si lo fueron es evidente que han sido ignorados por los propulsores de la pobreza con esta absurda propuesta. 

    Pero, lo peor, es que parece que ninguno de los propulsores de esa propuesta ha leído algún estudio o informe de otros economistas que se empeñan en informar, hasta con muñequitos de papel, lo que es evidente: el salario no rinde, porque la inflación está descontrolada. La inflación está descontrolada gracias a los controles de precios que, a su vez, generan desabastecimiento y escasez. No es la primera vez que pasa, ni en Venezuela ni en el mundo. La solución no está, según creo, en dolarizar la economía porque la matemática es sencilla: la conversión no será 1 a 1. Y, seamos sinceros, nuestra economía ya está dolarizada, así que si hacen el cálculo sencillo a la última tasa de Dicom pueden ver que su sueldo seguirá siendo una miseria y los precios inalcanzables. 

    Esta Ley no es más que otra falsa promesa. No estamos preparados para otra desilusión, lo que necesitamos ahora son propuestas que ayuden a la reconstrucción del aparato productivo, que ayudará a generar empleo, alimentos, salud… Progreso de verdad.


  • Del suicidio de Hugo, al asesinato de Anibal

    Del suicidio de Hugo, al asesinato de Anibal
    Fuente: Tal Cual

    Tengo ya mucho tiempo cuestionándome si vale la pena dejar de vivir para permanecer con vida. Se lee extraño, pero no lo es. Dejar de salir en las noches por miedo a un secuestro que termine en balas; no trotar en las calles o montar bicicleta por miedo a ser robado; no sacar mi celular dejando de lado su máxima función (estar comunicado a todo momento) por la idea que me aterroriza de que me metan un tiro por un aparato de bolsillo. Por la misma razón, no me permito más andar en moto, por el mismo motivo el 90% de mis amigos están fuera del país y otros tantos están en el Cementerio del Este. Estos asuntos rondan mi mente a diario, ¿vale la pena? No lo sé, pero es lo que estoy haciendo para poder seguir en Venezuela. 

    Es que nada te asegura el derecho a la vida, ni nadie, no importa el dinero que tengas, o la familia de la que vengas, el cargo político, el estatus social, o si tengas mucho respaldo en la chequera. Ahí está Aníbal Chávez, que aún siendo familia del finado, siendo alcalde de Sabaneta, teniendo a su disposición una serie de herramientas, no pudo sobrevivir a la salmonella. 

    De haber funcionado el sistema de salud en su zona no estaríamos contando esta historia de dolor y tragedia para la señora Elena, quien ha tenido que despedir a dos hijos: uno que se suicidó por mantener el poder y otro asesinado por ese poder que amarró su hermano. Es un relato que cuando escribamos los futuros libros de historia, quedará en sus lectores como una ironía, una cosa loca. Es como cuando el hampa creada, articulada y armada por el Gobierno les toca la puerta a sus miembros; de esas poesías negras de la vida que te enseñan -de la peor manera- a no escupir para arriba.

    Dicho esto, ¿vale la pena seguir en Venezuela o es una especie de masoquismo que hemos desarrollado por un tonto apego a nuestra tierra? Sigo sin conseguir una respuesta. Lo que sí sé, es que mientras este gobierno exista -y yo pueda- estaré luchando por reivindicar los derechos de todos, por crear conciencia, por denunciar las fechorías y registrar las pruebas de esta barbarie a la que llaman «revolución bonita». 

    Poco a poco nos van cercenando más las libertades de una forma discreta. No lo llame censura, aislamiento e incomunicación, llámelo aumento de tarifas y ajustes a tasa Dicom. Los nuevos costos del servicio de internet es una forma de incomunicarnos, los criminales del régimen no te quieren informado, y mucho menos con la capacidad de informar; que en el mundo no se sepa de lo que son capaces de hacer, que nadie vea las largas filas y que masivamente a Colombia vayan las familias para conseguir lo que aquí escasea. 

    No sea conforme. No sea complaciente. Esta vida es una sola, utilícela de la mejor manera, el momento histórico lo amerita, así el CNE diga que la oposición no existe, que la ministra de Salud mantenga que hay más medicinas que enfermos, aunque Farías convierta a la Cantv socialista en la empresa más capitalista. Así todos estos nos mantengan a raya, usted del piso se me para, alza la cara y su voz, que en Venezuela valemos nosotros, no 20 ministros y sus relojes de oro.


  • Pa’ los frescos

    Pa’ los frescos
    Fuente: Tal Cual

    Sentémonos un segundo a pensar qué es lo que significa el aumento de poder otorgado por Maduro -digamos de forma voluntaria- a Padrino López. Básicamente está militarizando el poder Ejecutivo, ¿cuáles son las lecturas de razón para este hecho? 

    Una ingobernabilidad por parte de Nicolás que ha demostrado ser un completo incapaz. Hasta siendo lo que es, un dictador que no infunde respeto, con menos apoyo popular que carisma y eso es decir bastante.

    También es posible que la Fuerza Armada Nacional se esté preparando para un proceso de transición política, que en este caso, no pareciera ser en provecho de los venezolanos; es subirle el precio al refresco que en las alcabalas estamos acostumbrados a que nos pidan; es darle más cabida al narcotráfico que llena los titulares vestidos de verde oliva; es la continuación de la doctrina de Chávez, un militar frustrado, lleno de odio, ambición e ira contra lo civil. Es quizá terminar de condenar al país a su futuro escrito por otras naciones que ya han aplicado el guion de la hambruna, de la muerte, de destruir el espíritu del ciudadano para ellos poder tener todo el poder.

    También es posible que la Fuerza Armada Nacional se esté preparando para un proceso de transición política, que en este caso, no pareciera ser en provecho de los venezolanos; es subirle el precio al refresco que en las alcabalas estamos acostumbrados a que nos pidan; es darle más cabida al narcotráfico que llena los titulares vestidos de verde oliva; es la continuación de la doctrina de Chávez, un militar frustrado, lleno de odio, ambición e ira contra lo civil. Es quizá terminar de condenar al país a su futuro escrito por otras naciones que ya han aplicado el guion de la hambruna, de la muerte, de destruir el espíritu del ciudadano para ellos poder tener todo el poder.

    Recordemos solo algunos aspectos de los ámbitos donde los militares ejercen poder sobre lo civil, para ver si las palabras de Padrino tienen razón: de que lo que hace falta en Venezuela es «disciplina» y que ellos la saben ejercer… ¿Control ciudadano represión desmedida? Hemos visto en repetidas oportunidades como personas descontentas en su legítimo derecho a la manifestación pacífica son masacrados a punta de gas, perdigones e inclusive armas de fuego por funcionarios. También los hemos visto en automercados donde han sido enviados a distribuir la poca comida que el Gobierno suelta a la gente y que cuando no alcanza para todos, comienzan a repartir dosis de patria en forma de golpes y encarcelamiento. 

    Las cifras del fracaso de las OLP el resguardo fronterizo donde Venezuela es catalogada el puerto del narcotráfico mundial, el control de las cárceles donde los presos están mejor armados que el ejército nacional, donde se confabulan secuestros, narcóticos, asesinatos e inclusive, donde podemos encontrar carros robados, personas capturadas por las bandas que dominan el penal y en uno que otro recinto… ¡Hasta piscinas para el confort del delincuente! Muchos de nosotros sabemos de esos verdes de 30 años con casa nueva y varias camionetas en un país donde el sueldo no alcanza ni para la merienda, donde cualquiera de los subsidios del Estado en el mercado negro por ellos son manejados, Cherys, Haier y de otros artículos que los militares se han llenado. 

    Los delincuentes en las calles con granadas están robando, pero, ¿quién tiene ese tipo de armamento? ¿Cómo llega a las manos de esos desadaptados? 

    Pretenden sobreponer la bota a los mecanismos de consulta popular, donde nosotros decidimos quien va a mandar, no nos podemos dejar imponer el brazo armado. Nunca olvidemos que a ellos los educaron para recibir órdenes: reprimir controlar, matar. Soy civil, no militar, no me la pienso calar, debemos seguir insistiendo con el revocatorio, así Maduro diga que no va.


  • La epilepsia de Venezuela y la hemorragia de EE.UU

    La epilepsia de Venezuela y la hemorragia de EE.UU
    Fuente: Tal Cual

    Venezuela está convulsionando porque no consigue la pastilla que calme los ataques involuntarios en su sistema. La epilepsia es una enfermedad terrible que ataca a quien la sufre de manera progresiva y degenerativa, hasta que un día simplemente dejas de respirar, bien sea por un corte de corriente o por el fuerte impacto de un golpe… contra el piso. El país está débil, tiene tiempo comiendo mal, (mejor dicho sin comer) lo cual no ayuda en nada al estado frenético en el que existe actualmente. No consigue el remedio, la comida o al menos la tranquilidad básica para sobrellevar la situación que padece; pasa sus días paranoica y viendo amenazas en todos lados, no está tranquila. Venezuela está enferma y quienes pueden conseguirle ayuda están muy ocupados tratando de salvar sus propias vidas -mejor digamos sus formas de vida-. Esto es lo que pasa cuando se vive en un estado de escasez, donde los anaqueles fueron saqueados por la ambición y la avaricia tan solo dejando en ellos: «los fantasmas de la riqueza muerta» (como bien se titula una canción).

    El continente americano hoy día parece un gran hospital público: de esos desatendidos por sus gobernantes, con colchonetas podridas sobre camillas rotas, donde el quejido de los pacientes es la música de ambiente que atormenta las paredes desairadas por la falta de doctores, quienes mal pagados han decidido huir hacia mejores opciones. En este viejo y deteriorado sitio hay quienes están en coma por la ausencia de libertades, como nuestra muy, muy golpeada patria. Así mismo, su vecino del norte, que aunque lleno de estrellas, dueño de tierras y con un poder increíble, hoy yace sobre el piso y con su estabilidad pendiendo de un hilo. Tan grande, comprensivo, protector y garante, pero ha olvidado la lógica más básica: su seguridad, y es por eso que de vez en cuando sangra tanto que pierde el conocimiento. Hice un recorrido por este centro asistencial viendo la cara de los pacientes, tuve de cerca el asesinato de Christina Grimmie el viernes pasado, y al día siguiente la masacre a mano armada más grande cometida en los Estados Unidos. Le vi la cara al terror y al odio que se pudieron evitar. Definitivamente es un problema estructural, es un problema de política en una nación donde es más difícil sacar una tarjeta de crédito que comprar un arma, por eso su eterna hemorragia. Con el otro enfermo convivo, e inclusive trato de hacerle una sopita para que se sienta mejor a diario. Venezuela muere por la política, por la indolencia, por la mezquindad; es una nación que convulsiona y el régimen disfruta verla temblar.


  • Que los encierren por apátridas

    Que los encierren por apátridas
    Fuente: Tal Cual

    «Que los metan presos, que les rapen el pelo…Mándalos a una celda con otros 200 privados de libertad, mételos donde están los de peor calaña, los que desde dentro de la cárcel orquestan secuestros. Que se tengan que ganar la vida en ‘el deporte’, que coman cuando haya, que el que vaya a visitarlos no lo vea. No le den teléfono, no le des agua, que su abogado no los vea. Que nadie sepa donde están pero que todos se enteren que los tenemos detenidos aquí. Inventa unos cargos, bien pesados, que suene jugoso y coherente con nuestro discurso retrógrado y repetitivo que, cultivando en la paranoia de nuestros actos delictivos, hemos usado de bandera para justificar nuestro odio hacia la ‘derecha’…»

    Cuando veo casos como los de Pancho y Gabo, injustamente encarcelados por un Estado forajido y derrotado por su propia corrupción y mezquindad, estas frases antes citadas son las que me vienen a la mente. No encuentro motivo real alguno para que estos dos jóvenes permanezcan tras las rejas con sus derechos violentados con una Defensoría del Pueblo muda y una saña que, aunque con muchos precedentes, no dejan de sorprender.

    Como venezolanos, como seres humanos, como ciudadanos, caramba, como lo que sea que tenga un poco de sentido común, nos estamos convirtiendo en cómplices de esta barbarie que ha llevado al peor de los infiernos a decenas de compatriotas por tan solo querer un mejor país, participar en el ejercicio de sus derechos políticos, por opinar; por hacer algo que contrarreste el infierno que vivimos.

    Nos convertiremos en zombis buscando comida, medicinas, en cómplices por culpa del miedo, de la desesperanza, del acoso, de las amenazas. Somos cómplices por coacción de la misma forma en que el régimen ha logrado confesiones forzadas, de la misma forma que el régimen se ha apoderado de toda una nación.

    Pero hemos decidido alzar nuestra voz, no permitiremos que sigan arremetiendo contra nosotros, contra los que luchamos, contra los que salimos a diario a padecer el país. Gritaremos fuerte con música, arte, poesía, humor, letras… Con nuestras armas que son el pensamiento, el futuro de un nuevo país para todos.

    Es por eso que te invito, lector, a unirte a las iniciativas de ONGs como Sin Mordaza, RedesAyuda y el Foro Penal , para visibilizar casos tan terribles como los de Pancho y Gabo. Te invito a publicar en tus redes las actividades, crear eco desde tu teclado, con tu presencia y hasta con palabras de aliento. Lo peor que podemos hacer es callar, nuestro deber es gritarle al régimen en su cara que lo que hace está mal, por el simple hecho de que lo está.


  • Un nuevo orden

    Un nuevo orden
    Fuente: Tal Cual

    Hace poco tomé la decisión de no comprar más jamón de pavo, está llegando tan pobre de calidad que en 3 días se pone baboso. También dejé hace mucho de hervir agua para uso en alimentos y bebidas, el fondillo de residuos que tiene da asco (y seguro enferma). También he dejado de tomar un trago ocasional porque entre los precios y la delincuencia no provoca salir a ningún lado. Otra cosa que he puesto de lado son las preferencias, me gusta la crema dental de 3 colores, ahora uso la que consiga, me gusta el pan de granos, ahora consumo el que puedo pagar. Me voy amoldando. He dejado de ir al médico por miedo a que me diagnostiquen algo sin tratamiento en Venezuela, que puede ser hasta una gripe… He dejado de soñar en un futuro para vivir el día a día, he dejado.

    He dejado pasar mis años productivos, mi abuelo decía: «Quien no ha hecho dinero a los 40, ya no los hizo.» Esta semana cumplí 30 años y no tengo nada, solo tengo una conciencia limpia, donde nunca he visto 1$ del Estado, ni siquiera Cadivi he usado. Sobreviví a la corrupción de Estado, hasta eso he dejado pasar. Lo que no puedo dejar ir es la indignación que me produce que mi hijo de 3 años diga que le tiene miedo a los malandros; con esas palabras, con miedo. Él ha dejado de temerle al coco para temerle «Al Coki.» No puedo dejar ir el dolor que me produce la muerte de dos niños en una semana a manos del hampa: uno por una «bala perdida», otro por la onda expansiva de una granada. No puedo dejar ir el recuerdo de mis amigos asesinados por la violencia en las calles, sus nombres se mantienen vivos en mí cada día que pasa: Yani, Rachel y Fedor. No puedo abandonar la tristeza que me produce la cantidad de peticiones de medicinas en redes sociales: «Urgente para mi papá que sufrió un ACV», «Para mi abuela con hipertensión que necesita…» «Mi dijo requiere un antibiótico y no se consigue.» Sencillamente me destroza.

    He dejado pasar muchas cosas, como estas palabras de Napoleón Bonaparte: «Cuando veas a tu enemigo equivocarse no lo interrumpas.» Tengo que dejarlas pasar porque estoy harto de la sangre, de la muerte, de los gritos y la desesperación. Es por eso que le digo al régimen: aprendan a leer calle. El único muro de contención social que existe se llama referendo revocatorio. Si la calle no les a tocado la puerta es por la esperanza de un cambio pacífico y democrático como lo es, en su mayoría, el pueblo venezolano. Leer es gratis no hacerlo puede salir caro.


  • ¿Hasta cuándo esta incertidumbre?

    ¿Hasta cuándo esta incertidumbre?
    Fuente: Tal Cual

    Mientras el país se tambalea entre la desidia, la pobreza, la muerte y el desprecio del poder, nacen interrogantes a cada minuto. No podemos evitar revivir nuestro primer guayabo cuando por las noches no conciliábamos el sueño pensando si la otra persona aún nos quería o si ya estaba con alguien más: básicamente, así vivimos. La primera y más recurrentes es, ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo van a seguir estos tipos en el Gobierno?, y es que nadie puede entender cómo unos dirigentes que lo que han hecho es destruir el país desde todas sus aristas, pueden seguir con la frente en alto ocupando cargos públicos. También nos atormentan cosas como, ¿qué hace Tareck El Aissami haciendo anuncios que corresponderían a Maduro? ¿Acaso están preparando la carrera presidencial ante un revocatorio exitoso? Este no es mejor en comparación con la otra posible propuesta de Rodríguez Torres como dirigente. ¿Hasta cuán el militarismo, la bota y la presión en el ejecutivo?

    Los pocos que notamos con gran alerta que lo que ocurre es sistemático, nos cuestionamos diariamente: ¿Cómo los demás no se dan cuenta de que lo que pasa es completamente intencional? Que nos quieren brutos, desnutridos, hambrientos, ignorantes, sumisos, temerosos… Que les resulta más eficaz matar a sus contrarios en los úteros de sus madres, en los pabellones contaminados de los hospitales del infierno, o incluso, antes de siquiera ser concebidos en el día a día de «Venezueliztan» ¿Cómo nos calamos esta situación? ¿Por qué permitimos que esto sucediera? ¿Cómo pasó?

    Pasan tantas cosas – tan seguidas – que la mente no logra concentrarse, solo acumula preguntas cada vez más tormentosas: ¿por qué Maduro al terminar el decreto de emergencia económica no hizo tanta bulla como cuando quería implementarlo en principio? Porque sus objetivos, eliminar la escasez y el bachaqueo, fueron rotundos fracasos, ya que los problemas no se terminan con los síntomas sino con la raíz de los mismos. Esa raíz, es el Presidente y el modelo corrupto de Chávez.

    Muchos dicen que esto es una causa perdida. La mayoría recomienda irse fuera de nuestras fronteras pero, ¿Venezuela tiene recuperación? Claro que sí, aunque muchos quieran hacer creer que no, escudándose en que somos los venezolanos el problema cual el verdadero culpable de este desastre está muerto, pero metafóricamente vive en cada funcionario corrupto, mezquino, indolente y criminal que nos gobierna. Sacarlos de Miraflores es sacar a Venezuela adelante y todos debemos poner nuestro granito de arena: trabajando duro e inculcando valores, alguien dijo una vez quizá no debemos darle un mejor a nuestros hijos sino mejores hijos al mundo.


  • La sumisión será televisada

    La sumisión será televisada
    Fuente: Tal Cual

    Cuando alguien me pregunta, ¿cómo ves el país?, ¿cómo ves la cosa?, me cuesta responder y no porque me falte la capacidad de entender que el barranco por el cual ha decidido lanzarse el régimen tiene un fondo cercano. Me cuesta, no porque el calor de la calle sea poco evidente cuando en las colas, por comida o medicinas, muere gente de formas diferentes. Me cuenta, no porque el macabro guion mezquino y desalmado del desamparo a la sociedad, por parte del Estado sea difícil de captar – que no lo es -. Me cuesta responder porque no encuentro una forma de analizar de manera esperanzada, comprensiva y en camaradería la actuación de una oposición pasiva, apaciguadora y desconectada de la realidad.

    Las respuesta de los grandes dirigentes de la MUD ante los ataques descarados, ilegales e inconstitucionales del Gobierno han sido, por ser amable, sonsas. Los «llamados a la calle» no han sido más que un despliegue de estrellas dando discursos políticos para que los pocos medios que quedan puedan tomar fotos, sacar vídeos, destacar algunas citas de frases épicas pero sin injerencia real, y para que las tropas de camisas de colores partidistas con bordados de eslóganes puedan hacerse selfies y conseguir «likes» en Instagram. No puede ser que nuestra lucha ante un Estado forajido sea un maldito selfie con la camisa aurinegra, naranja o blanca adeca. Me cuesta procesarlo amablemente, me cuesta hablar de esto educadamente, me cuesta darle esperanza a otro cuando los que me producían ese sentir están ocupados gritando: «¡foto!».

    Sin querer llevar a menos a nadie, señores dirigentes, pero si mis letras traspasan la burbuja, entiendan que la gente se está muriendo por falta de medicinas, las cuales no llegan por culpa de un supuesto Gobierno que, por acción u omisión, es responsable directo de la crisis humanitaria. No es solo repetir como loro, es tomar acciones, informar a la gente de sus derechos y liderarlos para que exijan…

    La calle no es un salón lleno de cámaras; exigir derechos no es tuitear mientras el chófer te lleva de un compromiso a otro. Esto es una lucha de vida o muerte para la mayoría de los venezolanos, en la que en cualquier momento ganará una bala amparada por la impunidad que, obviamente, es promovida por el Estado. O, peor aún: ganará una enfermedad desatendida. Es hora de organizarnos, es hora de gritarle al poder que no lo queremos más, es hora de hacer cumplir nuestra Constitución. Es hora de salvar vidas, de apagar las cámaras, bajar el celular para subir el puño y gritar libertad.


  • «Túmbala pal suelo, queremos caramelo»

    «Túmbala pal suelo, queremos caramelo»
    Fuente: Tal Cual

    Debo contarles algo personal. Crecí en Montalbán y aunque no es un barrio directamente, sí está rodeado de varios. Por un lado Antímano, por el otro La Vega; bien cerquita también está La Coromoto y la un poco más allá El Guarataro. Esto hizo que me formara – y viviera – en una suerte de limbo social: para los sifrinos siempre he sido un malandro y para los malandros soy un sifrino. Así de simple.

    Durante mi adolescencia viví en una Venezuela muy diferente a la que tenemos hoy, una de las cosas que me daba más miedo de andar en la calle era el regaño de mi mamá por andar inventando. Tuve la oportunidad de presenciar varios linchamientos, ya que bueno, el crimen siempre ha existido y la gente arrecha también. Debo salvar las distancias de la brutalidad de los delitos y la forma dantesca en la que el hampa arremete contra sus víctimas. Pero sí, un celular, un par de zapatos o una billetera a mis 15 años eran objeto de deseo para los choros. Esto provocaba que la colectividad se uniera, atrapara a los malandritos y en cambote los golpearan. En serio, recuerdo haberlo visto al menos unas 20 veces – durante mi niñez y adolescencia – a la luz del día y de manera casi tan brutal como hoy.

    Hay varios factores a considerar: el primero es que este acto medieval de linchar como si fuese una piñata a una persona que, presuntamente, ha cometido un delito, estuvo calmado por mucho tiempo, en principio por el desmedido crecimiento en el armamento y mezquindad de los delincuentes. Nadie se atrevía a reaccionar por miedo a la muerte. El segundo factor es que a mis 15 no existía una cámara en cada bolsillo de los ciudadanos, es por esto que veo con asombro a estos intentos de políticos que comparten en sus redes los vídeos de estos linchamientos con titulares escandalosos: «El gobierno va a caer», «esto está que estalla». Y veo aun más con asombro que un contemporáneo nunca haya presenciado algo así.

    Esto siempre ha pasado, solo que ahora se graba y se hace viral. Lo que de verdad se debe ver no es que esto sea un síntoma de la caída del régimen, en realidad es una consecuencia provocada desde arriba. Un ejemplo: hoy en día la misma GN se desliga de sus responsabilidades y entrega a los capturados para que sean golpeadas por la gente, y por ende, la gente poco a poco se va convirtiendo en lo que tanto critican: en delincuentes. Con esto el Estado se lava las manos y tú te las ensucias de sangre. La venganza jamás será el sinónimo de justicia. No seas parte de las barbarie, no seas un criminal. Es en estos momentos de degradación social cuando debemos esforzarnos en ser mejores seres humanos.