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  • 10 tips para defender los DDHH por @MelanioBar

    10 tips para defender los DDHH por @MelanioBar

    Para el comunicador social, productor audiovisual, defensor de Derechos Humanos y fundador de la Organización No Gubernamental Redes Ayuda, Melanio Escobar, desde el año pasado la sociedad venezolana está apoderándose de los DDHH y su protección.

    “Muchos le dirán moda y me parece que, si lo es, es la moda más bonita que ha caído en el país. Los ciudadanos están más conscientes de sus derechos, deberes y la responsabilidad del Estado para con ellos y sus derechos”.

    Como iniciativa para mantener la “moda más bonita”, esta semana el conocido en Twitter como @MelanioBar ofreció en Maracaibo –junto al equipo de Civilis Derechos Humanos– un taller para fortalecer a quienes ejercen la defensa de DDHH en Venezuela.

    El objetivo de estas actividades según Escobar es ofrecerle los asistentes, en su derecho legítimo de defender derechos humanos, conocimientos sobre “marco legal, un poco de lo que hemos visto en Caracas, los pactos internacionales, simplemente para empoderarlos en el ejercicio de la defensa de DDHH”.

    Tal como afirma el periodista, mientras una persona se alimenta cada vez más de información y conocimiento, mayor será su “fuerza en contra de las arbitrariedades que se puedan cometer”.

    Por eso, si eres un defensor de los DDHH o te dedicas al infoactivismo, te dejamos estos diez útiles tips por Melanio Escobar y Civilis Derechos Humanos para la lucha en contra de los ataques a los derechos inherentes que tenemos todos los seres humanos:

    1. No se requieren títulos. “Un defensor de derechos humanos no se cataloga por un título, sino por las actividades que realiza. Una persona que fotografía las manifestaciones donde se registre una violación a los DDHH o algún acto de abuso de poder, se convierte en un defensor de DDHH. Hacer una documentación por escrito de los casos que están sucediendo, quienes hacen entrevistas a víctimas, el infoactivismo… Son formas de defensa de DDHH”.

    2. Las manifestaciones tienen limitaciones y debes recordarlo. “El derecho a manifestación no es un derecho a plenitud. Él está sujeto a limitaciones que se deben cumplir. Eso hay que saberlo para que se puedan defender mejor a las personas que son detenidas en el marco de una manifestación pacífica. Si tú, como defensor, no tienes claras las limitaciones que conlleva el derecho a la manifestación o el derecho que tienen las personas en ejercer el mismo, no puedes hacer una defensa apropiada de estas personas”.

    3. Eso sí, no necesitas notificar tu derecho a la manifestación. “Puede ser espontánea. Por ejemplo, unas personas que están en un hospital, que tienen que ser atendidas y pasan horas y horas y no lo son porque no hay insumos, si estas salen del hospital a reclamar los insumos, es una manifestación completamente legítima y no puede criminalizarse o reprimirse porque no han hecho una notificación. Estas se hacen para que el Estado cumpla con las condiciones necesarias para que este derecho se ejecute en plenitud y para que las personas que están en los alrededores también puedan ejercer su derecho al libre tránsito. Asimismo, para proteger a los manifestantes de encuentros con personas contrarias a ellos”.

    4. Considera todo lo posible. Antes de cualquier acción debes estar prevenido. Desde saber cómo trasladarte físicamente en caso de algún acontecimiento, hasta cuidar el bienestar de tu institución (si representas), familiares y allegados, contar con asesoramiento legal y con conocidos que se desenvuelvan en el área penal.

    5. El infoactivismo se debe a las fuentes confiables. “Cuando te encargas de hacer infoactivismo, de registrar, informar, subir fotografías, hacer una especie de crónica en vivo (una cobertura Live Twitter) debes poner hora, fecha y lugar específico de los acontecimientos. También identificar como confiables las personas que difundes o de las que estás utilizando como fuente para tú hacer la difusión por tus redes sociales”.

    6. Que la fotografía informe, por favor. “Trata que las fotografías que tomaste se vea lo que estás relatando porque se somete a confusión. A veces, vemos una foto de una pared y el tuit dice: ‘Fuerte represión contra estudiantes de LUZ’. Así generas es una desinformación. El deber del infoactivista es procurar lograr la fotografía correcta e informar verazmente y oportuna la situación”.

    7. Evita las pasiones porque te desacreditan. “Evita el uso de opiniones y términos peyorativos contra las personas involucradas en el acto. Te puede dar mucha indignación o puedes tener tu opinión, pero si pones “El esbirro desalmado del Estado está golpeando al manifestante” pierdes la cualidad de infoactivismo y simplemente estás dando una opinión. Ahora, si tú pones “Un efectivo de la GNB está golpeando a un manifestante” y muestras la foto, es diferente. Estás informando”.

    8. No te descuides en el mundo digital. “A veces uno como defensor maneja información que puede ser sensible, que puede exponer a una víctima que está ejerciendo un proceso de documentación y denuncia de su caso y la idea es proteger esa información para proteger al defensor en su ejercicio”. Existen diferentes programas o técnicas que funcionan para proteger los computadores y cuentas de correos y redes sociales. Unas recomendaciones es lograr contraseñas complicadas –y diferentes para cada cuenta–, como también encriptar la información del disco duro con clave.

    9. Todo tiene su autor. “Las violaciones de los DDHH así como los actos violentos deben individualizarse y catalogarse de acuerdo a los responsables”.

    10. Denuncia. Hacer caso omiso a los actos de violencia, fomenta indirectamente que sigan sucediendo. Además, al denunciarse propiamente estarás también ayudando a otros en situaciones similares. “Este tipo de conocimientos ayuda a que cualquiera que es víctima, que quizás no lo sabía, se entere que lo es y pueda ejercer los mecanismos necesarios para la búsqueda de la justicia y para que esas arbitrariedades no se sigan repitiendo”.

    Extra

    “¿De qué sirve la manifestación pacífica? Uno de sus objetivos es analizar la reacción del Estado con los manifestantes. ¿De qué nos ha servido? Para, de alguna forma, poner la verdadera cara del Estado con respecto a su opinión y a sus actuaciones a la disidencia, a la libertad de expresión, a los contrarios a ellos. Así que creo que hemos ganado mucho dentro de todo lo que hemos perdido”, reflexiona el comunicador y defensor de DDHH.

    Para más información sobre Melanio Escobar: Twitter Instagram


  • Infociudadanos activos por los detenidos

    Infociudadanos activos por los detenidos
    Fuente: Tendencia

    Ya desde el 6 de febrero de 2014 los estudiantes de varias universidades del estado Táchira organizaron acciones de calle que dejaban al descubierto los problemas de seguridad que rodean a los campus de las distintas casas de estudio. A medida que pasaron los días, las manifestaciones se multiplicaron en otros estados de Venezuela. Así empezó todo.

    De vuelta al 12 de febrero y en coincidencia con la conmemoración del Día de la Juventud Venezolana, se convocó una marcha en Caracas. Leopoldo López, uno de los lideres de la oposición planteó la invitación. Ya al mediodía de ese #12F (como se conoció en redes sociales), se reportó el asesinato de dos personas, mientras que en la noche, la cifra aumentó a tres con el homicidio de un joven que manifestaba en las cercanías de la autopista más importante de Caracas, la Francisco Fajardo. 

    Los dos primeros asesinatos fueron reconstruidos por la Unidad de Investigación del diario Ultimas Noticias, lo cual trajo claridad al caso ante Las divergencias en las declaraciones del Estado. Del tercero poco se sabe.

    A partir de ese 12 de febrero, las calles se calentarían más y comenzarían en todo el país detenciones a los manifestantes. Debido al clima de incertidumbre ante una situación que resultaba completamente nueva en la historia reciente venezolana, muchos de los jóvenes que se llevaban detenidos no sabían que hacer ni cómo era el proceder jurídico, menos sus familiares.

    «Mi frustración fue saber que quienes habían secuestrado a mi mama estaban libres y mi amigo que protestaba fue detenido. entonces mi reacción natural fue buscar respuestas; vi que Melanio Escobar era amigo de este amigo que apresaron y le escribí por Twitter para que me mandara su número. Comenzamos a hablar, mi instinto fue pedir nombres de los detenidos, la verdad es que no sabía qué iba a hacer con eso». Así detalla Laura Solórzano el comienzo de lo que dos meses después sería una red de personas que con una disposición de casi veinticuatro horas, más un uso diligente de las redes sociales, se puso al servicio de los detenidos en las protestas estudiantiles. 

    Los primeros días fueron caóticos, apenas podían organizarse en una labor que resultaba inédita. A ese «matrimonio» que se formalizó el 14 de febrero en los tribunales, día en el que el amigo en común de Laura y Melanio sería presentado ante la justicia, siguieron noches en vela y largas conversaciones telefónicas con los familiares de otros detenidos.

    Luego de este encuentro se fueron estableciendo las dinámicas y se constituiría el equipo que hasta ahora se ha encargado de defender los derechos humanos de aquellos privados de libertad durante las protestas de los meses de febrero, marzo y abril en Venezuela.

    Melanio y Laura se dieron cuenta de que para que aquello funcionara uno debía estar en la calle buscando la información, mientras que el otro la recibía y publicaba en su Twitter. Respectivamente, asumieron sus roles acompañados de los abogados de la asociación civil Foro Penal Venezolano (FPV), Miguel Pizarro, dipútado ante la Asamblea Nacional y el centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). 

    Él salía a la calle a buscar información de los detenidos. Ella la recibía, organizaba y difundía. Laura Solórzano cuenta que al principio todas las anotaciones, las llevaba en un cuaderno hasta que la cifra de detenidos empezó a aumentar y requirieron de una base de datos para respaldar el trabajo que hacían.

    Laura es activista por los derechos humanos desde los quince años. Melanio desconocía del tema y antes del #12F se dedicada a su hijo y a su trabajo como realizador audiovisual, ahora cuenta que su gran pasión son los derechos humanos para lo cual está empezando a educarse.

    Y EN EL RESTO DEL PAÍS, ¿QUE? 
    Las protestas no se limitaban sólo al estado Táchira (donde todo comenzó) o en Caracas. Mérida, Zulia, Bolivar y Nueva Esparta son estados en los que también se registraron detenidos y hasta allí se ha extendido la red que Laura y Melanio empezaron a tejer. 

    «Tenemos una lista de confirmadores que son usuarios, no necesariamente son periodistas, que comparten información verificada en sus estados porque a su vez crearon redes de ciudadanos y estudiantes.  También tenemos los fotoperiodistas que a través de sus cuentas de Twitter nos mantienen informados de lo que sucede, explica Solórzano. 

    Asimismo, las mamás de los jóvenes que han sido detenidos crearon redes de ayuda y entre ellos manejan y comparten listas de detenidos ya verificados.

    EN EL LUGAR DE LOS HECHOS. 
    Melanio Escobar conoce las paredes de los tribunales tanto como los abogados. Allí ha pasado horas con los familiares de los detenidos en las protestas que se han desarrollado en Venezuela desde febrero de 2014. 

    Detalla la situación que se vive dentro de las instalaciones de justicia así;  «A los detenidos los incomunican desde el momento de la aprehensión hasta que son llevados a tribunales, en pocos casos se les da acceso a los abogados para que verifiquen la integridad física de ellos apenas les dejan un período de cuarenta y cinco minutos o una hora para hablar con grupos que van de veinte hasta cuarenta personas, entonces, imagínate el poco tiempo que tienen los abogados para ir uno a uno a ver cómo están y construir los casos.

    Esa incomunicación dificulta el trabajo de los defensores, sin embargo, destaca el compromiso de estos profesionales en la protección de los detenidos al demostrar en la mayoría de los casos que no hay causa para su detención. La presencia de Melanio no pasa indiferente, algunos padres y familiares de los detenidos saben quién es, mientras que para otros es un total desconocido que permanece en la misma espera de ellos. «Algunos padres me agradecen y otros a veces ni siquiera saben que hago allí, pero al final lo que importa es estar y que pueda acompañarlos y guiarlos para que vean dónde están sus hijos y cómo es el proceso de injusta detención que viven», comenta.

    AMANECIÓ DE GOLPE 
    167 personas detenidas se contabilizaron el 24 de febrero de 2014. Se había convocado a una gran barricada en el país. El teléfono de Laura no paraba de sonar, eran las 5:30 de la mañana cuando se percató de lo que estaba sucediendo. Así inició la jornada de ese día para rastrear cada nombre y estatus de los que habían apresado y no se sabía dónde estaban. 

    «Llamé a Melanio, a Pizarro, a Gonzalo Himiob de FPV para despertarlos y plantearles la situación. A las diez de la mañana teníamos en una lista mas de 100 nombres de personas detenidas pero no sabíamos donde estaban; ese fue el día de mayor locura y caos que hemos tenido. Luego el 6 de marzo también se registraron muchísimos detenidos, casi ochenta precisa Solórzano, quien acota que ante los cambios de las rutinas todos los miembros del equipo han demostrado una capacidad de adaptación muy rápida, lo que facilita el establecimiento de nuevas estratégias para tratar el conflicto si así fuese requerido.

    EN PALABRAS DE MELANIO
    «Es absurdo que los organismos de seguridad mantengan incomunicados a los familiares y abogados de los detenidos, es absurdo que se cree esa zozobra, ese silencio, cuando estamos sufriendo una serie de factores sociales que tienen que ser escuchados y no callados con represión

    EL EQUIPO:
    Laura Solórzano, Melanio Escobar, Nizar El Fakih abogado de centro de DDHH de la UCAB, Miguel Pizarro y su equipo, y usuarios de Twitter en el resto del país.


  • Revista Complot: Melanio Escobar

    Revista Complot: Melanio Escobar

    Melanio Escobar no es reportero de guerra, pero con los 140 caracteres que acepta un tweet fue capaz de retratar la situación del país a principios de años. Es reportero por oficio, estudio y pasión.

    Melanio Escobar, no es un ningún pseudónimo, es el nombre legal visto por muchos como referente de una generación. Desde los 16 años asumió el reto de trabajar en medios de comunicación y «enfrentar calle» como él lo resume. La mitad de su vida ha transcurrido con constante exposición, quizá los tatuajes y su actitud le ayuden a hacer realidad el mito, pero hay mucho más allá del piercing y los lentes de pasta.

    Contrario a lo que muchos pueden pensar, este fanático del rock y el punk dejó el cigarro hace unos cuantos años y cambió las botellas de ron por nutritivo cereal. Pudiera ser que la llegada de su hijo tuviera que ver con esto. Sin embargo, no se trata de un «ablandamiento», al contrario, su nuevo heredero es ahora u motor para impulsar cambios y un punto de quiebre que lo llevó a asumir una lucha por su país con carácter personal.

    Ya en 2007 Melanio Escobar apoyaba al movimiento estudiantil y aunque las mareas «subían y bajaban» cada año, insistió en perseguir el activismo politico, no dejar de cuestionarlo todo y alzar la voz contra un sistema de gobierno que, en su opinión, «trabaja de forma incorrecta para todo un país».

    «Al ver que en febrero de 2014 comienzan a desaparecer personas, aunado a un caos en el que nadie informaba con responsabilidad, me sentipi en el deber de salir y hacer este trabajo»

    afirma Melanio

    También aclara que pudo haber encontrado a sus amigos y dejarlo hasta ahí, pero decidió continuar apoyando a todos los estudiantes detenidos por un compromiso «moral» consigo mismo.

    «Mientras hablamos, hay 72 personas detenidas que necesitan comida, soporte lega, respaldo a sus familiares y lo más importante… apoyo moral»

    Esto le ha llevado a sumar esfuerzos y emprender un trabajo de soporte con una ONG que le permita organizar un verdadero equipo en esta materia. Melanio asegura que la ciudadanía fue abandonada por un gobierno y un sistema político.

    En la actualidad Melanio se encuentra a cargo de importantes proyectos audiovisuales para varias marcas. Atrás quedó la obscuridad del backstage y los teloneros malportados. Escobar comenta que una de las lechigas que controlan a este país. terminó por acabar con las pequeñas y medianas productoras de eventos.

    «Con un precio del dolar que vive en incógnita constante es imposible hacer conciertos»

    NOSTALGIA INSTANTÁNEA

    Hay una suerte de nostalgia en el ambiente por esa época dos milera , puede que sea porque los que ahora son jóvenes no tienen mayor referencia de lo que era la urde antes de 1998. El primer encuentro de Melanio con la vida nocturna fue el loca Norte 6, en plena Avenida Baralt.

    «Extraño la Venezuela del 2000, salías con precaución, pero había calle, había posibilidades. Siento que podemos recuperar eso»

    Le preocupa mucho cuando llegue el momento que su hijo le pida permiso para salir, si a la violencia actual no le ponen un parado.

    «Cualquier psicólogo puede dar un parte de las consecuencias de este estado de terror en el que vivimos a diario»

    Melanio asegura que aún no ha salido del todo ese verdadero «animal politico» del que hablaba Aristoteles. Para él, Venezuela necesita que todos los que quieran sumar por un mejor país se enserien en pro del cambio.

    Mientras lo hace, también libra una causa – incluso más particular – por contrarrestar los prejuicios entorno a los tatuajes y las modificaciones corporales.

    «Mi trabajo responsable, constante y honesto hace que todo trascienda más allá de mi imagen. Llegaré hasta donde las personas me dejes llegar…»


  • Melanio Escobar

    Melanio Escobar
    Fuente: Complot

    Melanio Escobar no es ningún seudónimo, es el nombre legal visto por muchos como referente de una generación. Desde los 16 años asumió el reto de trabajar en medios de comunicación y «enfrentar la calle» como él lo resume. La mitad de su vida ha transcurrido en constante ex posición, quizá los tatuajes y su actitud le ayuden a hacer realidad el mito pero hay mucho mas allá del piercing y los lentes de pasta. 
    Contrario a lo que muchos pueden pensar, este fanático del rock y el punk dejó el cigarro hace unos cuantos años y cambió las botellas de ron por nutritivo cereal. Pudiera ser que la llegada de su hijo tuviera que ver con esto. Sin embargo, no se trata de un «ablandamiento», al contrario, su nuevo heredero es ahora un motor para impulsar cambios y un punto de quiebre que lo llevo a asumir una lucha por su país con carácter personal. 


    Ya en 2007 Melanio Escobar apoyaba al movimiento estudiantil y aunque las mareas «subían y bajaban» cada año, insistió en perseguir el activismo político, no dejar de cuestionarlo todo y alzar la voz contra un sistema de gobierno que, en su opinión, «trabaja de forma incorrecta para todo un país». 


    El asunto es complejo: «Al ver que en febrero de 2014 comienzan a desaparecer personas, aunado a un caos en el que nadie informaba con responsabilidad, me sentí en el deber de salir y hacer este trabajo», afirma Melanio. También aclara que pudo haber encontrado a sus amigos y dejarlo hasta ahí, pero decidió continuar apoyando a todos los estudiantes detenidos por un compromiso «moral» consigo mismo. 
    «Mientras hablamos, hay 72 personas detenidas que necesitan comida, soporte legal, respaldo a sus familiares y lo más importante… apoyo moral. Esto le ha llevado a sumar esfuerzos y emprender un trabajo de soporte con una ONG que le permita organizar un verdadero equipo en esta materia. Melanio asegura que la ciudadanía fue abandonada por un gobierno y un sistema político. 

    En la actualidad Melanio se encuentra a cargo de importantes proyectos audiovisuales para varias marcas. Atrás quedó la obscuridad del backstage y los teloneros malportados. Escobar comenta que una de las lechugas que controlan a este país, terminó por acabar con las pequeñas y medianas productoras de eventos: «con un precio del dólar que vive en incógnita constante es imposible hacer conciertos».
    Hay una suerte de nostalgia en el ambiente por esa época dos milera, puede que sea porque los que ahora son jóvenes no tienen mayor referencia de lo que era la urbe antes de 1998. El primer encuentro de Melanio con la vida nocturna fue el local Norte 6, en plena Avenida Baralt. «Extraño la Venezuela del 2000, salías con precaución, pero había calle, había posibilidades. Siento que podemos recuperar eso». Le preocupa mucho cuando llegue el momento en que su hijo le pida permiso para salir, si a la violencia actual no se le pone un parado. «Cualquier psicólogo puede dar un parte de las consecuencias de este estado de terror en el que vivimos a diario».

    Melanio asegura que aún no ha salido del todo ese verdadero «animal politico» del que hablaba Aristóteles. Para él, Venezuela necesita que los que quieren sumar por un mejor país se enserien en pro del cambio. Mientras lo hace, también libra una causa incluso más particular por contrarrestar los prejuicios entorno a los tatuajes y las modificaciones corporales. «Mi trabajo responsable, constante y honesto hace que todo trascienda más allá de mi imagen. Llegaré hasta donde las personas me dejen llegar… »


  • No es pájaro, tampoco un avión, es Melanio Escobar

    No es pájaro, tampoco un avión, es Melanio Escobar
    Fuente: El Estimulo

    Su trajinar comenzó cuando supo que unos amigos fueron apresados por protestar pacíficamente. En sus idas y venidas, descubrió un grueso número de estudiantes encarcelados e incluso maltratados —por no decir torturados. Desde entonces, este periodista, asido su celular, va reportando, en su cuenta de Twitter, la situación de caos y castigo que, en Core 5, Palacio de Justicia y Fuerte Tiuna, se inflige a quienes disienten de este gobierno.

    Esa mañana Melanio Escobar salió a marchar. En su cualidad de ciudadano, y ejerciendo su derecho constitucional a la protesta pacífica, acompañaría al movimiento estudiantil a presentar un documento en la Fiscalía General. Con él, se pedía la liberación de un grupo de estudiantes detenidos en Táchira, también por protestar, y encarcelado en Coro. Había quedado con unos colegas en ir, pero sus deberes de padre lo habían retrasado: la épica de encontrar Nestum en este país. Al llegar al punto de encuentro en Plaza Venezuela, no vio a nadie conocido. La aglutinación de gente, además, le impidió comunicarse con sus compañeros —colapso de las celdas de telefonía celular. Así que, ese 12 de febrero, día de la juventud, Escobar marcharía solo.

    Una vez cumplido el objetivo decidió regresar a casa. Era un bonito día, y a pesar del contexto revanchista de la manifestación, todo había sido muy cívico, casi alegre, sin amenaza aparente. Además, era martes, y Melanio, como cualquier persona que trabaja y con bocas que alimentar, tenía que estar en otro sitio. Ya sobre la tarde, recibió una llamada de una de las amigas que había embarcado en la congregación.

    —¿Dónde estás? ¿Estás bien? Nadie sabe nada de ti.
    —Estoy bien, pero ¿qué pasó? —preguntó, mientras un mal presentimiento le empezaba a estrangular la boca del estómago.
    —Se llevaron a Matute y a Domingo. Se llevaron a un gentío. Fue horrible. Parece que hubo tiros y todo.
    —¿Cómo? ¿Quién? ¿Cómo es la vaina?
    —Que se los llevaron presos. Mi hermana estaba con ellos, no la agarraron, pero la empujaron en el forcejeo.
    —¿Y sabes a dónde los llevaron?
    —Solo sé que fue la Guardia Nacional y que todo pasó en Parque Carabobo. ¿Te sabes el número de algún familiar?
    —No.
    —Pues muévete.

    Repasó rápidamente las opciones que tenía y dio con su cuenta de Twitter, que en aquel momento tenía alrededor de 12.000 seguidores —@melaniobar. Introdujo los nombres con la información y lanzó un “tuit”, confiando en el boca en boca, en el “retuit”, y que el mensaje llegaría a un familiar. Una bengala en la oscuridad.

    FOTOGRAFÍA: ALEJANDRO CREMADES

    Melanio detiene su historia y me dice que va a comprar una caja de cigarrillos. Quiere aprovechar la terraza de la panadería de Chacao donde desayunamos. “Aquí se puede fumar, ¿no?”. La mañana no es distinta a otras que nos han tocado en estos días. Se siente una lentitud en el aire mezclado con un remanente de gas lacrimógeno que quema la pituitaria amarilla en nuestras fosas nasales. Se levanta y va hasta la caja. Es de estatura media y contextura delgada. Una rosa le brota de la garganta y una calavera amenaza desde su puño derecho. Tiene los brazos completamente tatuados. Me es familiar, como un integrante de alguna de las bandas de punk que escuchaba en los 90 y, sin embargo, su porte y forma de hablar me aterrizan en la apariencia de un comunicador que ha tenido experiencia en radio y televisión. Y, en efecto, con 27 años, ha abarcado casi todo el espectro periodístico. Condujo un programa de metal en Puma TV, al igual que su propio espacio de radio en la 92.9. También pasó cuatro años escribiendo para el semanario Urbe. Hoy, tiene su propia compañía de producción audiovisual, y ejerce periodismo para Yahoo News.

    Melanio regresa dándole vueltas a un cigarrillo en la mano. Le prende candela con un encendedor y aspira como si fuera su fuente de oxígeno. Exhala lento. Se relaja, y continúa con su historia.

    No habían pasado dos minutos y una exnovia de Matute se comunicó con él. Empiezan conversando por replies en Twitter, luego mensajes directos, luego teléfono, y luego ella habla con los familiares del amigo detenido. Al final de la tarde, empezaron a reportarse detenciones y desaparecidos, al tiempo que rodaban noticias por Twitter donde se especulaba que había muertos.

    Esa misma noche localizaron a los muchachos en Core 5, en Tazón. El diputado Miguel Pizarro, quien comparte la pasión de Melanio por los tatuajes, se une a la búsqueda de los detenidos. La información que recibía la iba reportando por Twitter, para que los familiares y amigos estuvieran informados sin volverlo loco por el teléfono.

    Al día siguiente, Melanio, junto a otros compañeros, empezaron a moverse desde temprano para ubicar nuevamente a los aprehendidos. Los estaban “ruleteando” entre distintos sitios de detención. Y entre idas y venidas de Core 5, a Fuerte Tiuna, a la Dolorita en Petare, dieron con que había, a los momentos, 26 presos. Nadie sabía nada. La mayoría de los muchachos estaba anunciada como desaparecida. Entonces empezaron a tender puentes con los Guardias para formar listas. Identificaron a 19 hombres y 8 mujeres.

    —Cuando empecé a reportar la información sobre los desaparecidos mi cuenta de Twitter se fue engrosando a un ritmo brutal. Ya va por 30.000 followers. La gente está ávida de información y el blackout en los medios tradicionales los han lanzado a las redes sociales

    —dice mientras levanta su teléfono, mostrando su herramienta de trabajo.

    —Pero, ¿no crees que igual los medios tradicionales están muriendo, y que la gente en otros países igual se ha volcado a las redes sociales? —pregunto.

    —El venezolano está pasando por un momento crítico donde no hay libertades ni distracciones, y no le queda otra más que encontrar eso en internet. La gente está sedienta de información. Es la opción que les queda para enterarse. Es decir, si estás en Nueva York y haces un picnic en Central Park eso es lo que pondrías en Twitter o Instagram, pero ¿quién va a hacer un picnic en esta mierda? —bromea mientras enciende otro cigarillo y pregunta: ¿Dónde me quedé?

    La Guardia Nacional no estaba preparada para esa contingencia. A los hombres los trasladaron a la Dolorita que no es más que un módulo de tránsito donde no hay instalaciones para tener a 19 en prisión. A las ocho, mujeres las recluyeron en la “zona de resguardo de seguridad urbana” en Fuerte Tiuna. Esa zona de resguardo es la iglesia.

    FOTOGRAFÍA: ALEJANDRO CREMADES

    Melanio y sus compañeros se pararon en una panadería en camino a la Dolorita para comprar —con su propia plata— pan, jamón y queso para los aprehendidos. En la Dolorita conocieron a Nizar El Fakih y José Bernardo Guevara, abogados de asistencia UCAB, que ya se encontraban en funciones.
    Era doloroso ver cómo cambiaban a los jóvenes de lugar. En una oportunidad, alcanzaron al convoy que los llevaba y fue la primera vez que sus amigos detenidos vieron la cara de una persona conocida en dos días. Estaban completamente incomunicados. Fue un momento emocionante, los muchachos saltaron al ver a Melanio y los demás en el carro contiguo, y luchaban con los guardias que les hacían bajar las cabezas. Se dieron cuenta que no estaban solos. Pero la desesperanza de ver que los sacaban de un sitio para regresarlos a otro los tenía devastados.

    El 14 de febrero los trasladaron a tribunales. Llegaron al Palacio de Justicia a la 1:30 p.m. El lote de 26 salió de las audiencias a las 10 de la noche. Libertad plena para los 26 —entre ellos los dos amigos de Melanio— con una prohibición expresa para manifestar que, por supuesto, viola derechos constitucionales. Ese mismo día presentaron otro grupo de 16, de los cuales 6 quedaron detenidos por 45 días mientras avanzaban investigaciones por una serie de cargos que les imputaron respecto a los destrozos causados el día 12.

    La forma como Melanio se fue enroscando en el reportaje de las detenciones fue completamente orgánica. Comenzó buscando a sus panas, y terminó reportando sobre todos los detenidos ya que había pocos familiares enterados de la situación. La primera lista que la Guardia les facilitó tuvo más de 3.000 “retuits”. Gracias a esa información los familiares fueron apareciendo.

    A un mes del 12 de febrero Melanio ha perdido la cuenta de los días y madrugadas que ha pasado en el Palacio de Justicia y los distintos centros de reclusión. Le cuesta recordar nombres de tantos que han pasado por sus pulgares. Hasta el dos de marzo iban 967 detenciones desde el infausto “Día de la Juventud”. Pero para el 13, del mismo mes, iban más de 1.300. En su cuenta de Twitter hay un valioso registro de las detenciones de febrero y sobre las que hasta ahora van en marzo. Se le ha pegado la jerga de los abogados e incluso ha tejido una red entre la gente que le está haciendo seguimiento a los casos.

    —Chamo, pero tienes que hablar con Nizar El Fakih y José Bernardo Guevara. También con Luis Cabrera que es el abogado de Primero Justicia, y es un duro. Laura Solórzano es quien mejor lleva la contabilidad de todos los casos en su blog. Tienes que hablar con ellos que son quienes más se han movido en este asunto —el comentario me reafirma que estoy hablando con la persona correcta.

    —Y en los distintos organismos, ¿cómo los han tratado? —pregunto.

    —Te sorprendería la cantidad de gente de oposición que nos hemos encontrado en fiscalía y en otros organismos públicos. Nos han ayudado, más que todo, con trato amable, y dándole curso a las causas. Pero no pueden intervenir frontalmente porque tienen que comer, y temen que “los de arriba” los echen. Pero lo más increíble es que muchos de los detenidos no solo son hijos de empleados públicos, sino de militares también. Han sido de los más agradecidos con el trabajo que estamos haciendo.

    —¿Y los cuerpos de seguridad? ¿Cómo se portan con los chamos?

    —La Guardia Nacional es excesivamente violenta al momento de la captura. Hemos escuchado cuentos de malos tratos pero luego los dejan tranquilos. Que es lo contrario a lo que hemos escuchado de los cuerpos policiales. Ahí es donde está la mayoría de las denuncias. Salen más heridos que luego de ser detenidos. El único denominador común es que los teléfonos de todos desaparecen. Al principio pensábamos que era para obtener inteligencia, después nos dimos cuenta que, bueno…

    Hasta el momento, 18 personas han denunciado el maltrato, pero según explica este periodista son muchos más. Las detenciones rebasan, sobradamente, las mil. El miedo es libre.

    Melanio sigue participando en las manifestaciones pacíficas. No está de acuerdo con las “guarimbas”. No es un asunto de miedo. En el último año lo han asaltado tres veces a punta de pistola, y de esa triste manera, ha cobrado una valentía irreductible. No participa del “guarimbeo” porque es un pacifista. De vez en cuando se le acerca a los manifestantes que llevan máscaras de Guy Fawkes para confrontarles y decirles que se la quiten. Que la protesta, siempre que sea pacífica, es un derecho. Y que no tienen que esconderse como bandidos. Más de uno le ha respondido: “no puedo, soy funcionario público.”

    —Esto empezó como una forma de darle paz a las madres de mis amigos y terminé agarrando un compromiso, que quizás en el momento no me correspondía, pero que éticamente como periodista sí. Los medios de comunicación, como por ejemplo Globovisión, van y dan las noticias al día siguiente con un reporte escueto. Pero eso no calma la angustia de las personas al momento.

    —Claro, no son periódicos —le replico.

    —Exacto, los noticieros deberían estar haciendo avances, desde los sitios de tensión, en Palacio, y en los lugares de reclusión. Deberían estar en el sitio haciendo lo mismo que estoy haciendo yo, que he puesto de lado mi trabajo y mi ingreso monetario, por una responsabilidad moral y ética. Yo no tengo ninguno de sus recursos, lo que tengo es mi cuenta de Twitter. No lo hacen quién sabe por qué— cierra con un guiño de ironía.



  • He visto muchas cosas

    He visto muchas cosas
    Fuente: Tal Cual

    Melanio Escobar, 28 años, periodista independiente, participa en el Centro de Derechos Humanos de la UCAB; productor audiovisual. Nunca pensó que saber que iba a ser padre y los acontecimientos del 12F cambiarían su vida de manera radical. Su única arma: el Twitter 

    -¿De dónde vienes? 
    Tengo 12 años ejerciendo el periodismo, ejercí antes de estudiar la carrera, a los 16 años comencé escribiendo en la revista Lánzate, hacía entrevistas a artistas internacionales como Molotov, Aterciopelados, eso me atrapó y decidí estudiar la carrera. Me tomó 10 años terminar porque yo pagué mis estudios y tuve que separarme para trabajar, lo hice en Urbe como redactor principal casi 5 años, hice trabajos de investigación, etc. 

    -¿El ser papá te cambió la vida? 
    Cuando la vida me trae la sorpresa de que voy a ser papá di un giro de 180°, ya no podía seguir mi estilo de vida que era el rock, la música, los conciertos, la noche, un trabajo libre que te permite rumbear mientras estás trabajando. Decidí buscar un camino más estable y concentrarme en producir dinero y en la estabilidad del hogar: Esto me creó una sensación de responsabilidad conmigo mismo, con mi familia y te lo cuento porque cuando sucede el 12F, cuando empiezo a investigar las desapariciones forzosas de los estudiantes detenidos durante las manifestaciones, lo que me obliga viene de esta responsabilidad que vengo aprendiendo desde que me enteré de que iba a ser papá. 

    -¿Cómo comienza tu labor a partir del 12 de febrero? 
    Desaparecen dos amigos míos, me comunico con la mamá de uno de ellos que me preguntaba dónde estaba su hijo y no sabía responderle. Me puse en sus zapatos. Los medios de comunicación no estaban transmitiendo información y la gente no tenía nada más que el Twitter y era una información que se escondía detrás de rumores, amarillismo, exageraciones, miedo, nerviosismo propiciado por la misma desinformación. Me puse las pilas y comencé a averiguar dónde la Guardia Nacional hacía las detenciones, me fui al Core 5 y ahi estaban mis dos amigos y 24 chamos más. Comencé a informar a través de Twitter dónde los conseguía, pero seguían saliendo más desaparecidos que no estaban en esas listas. Conseguí a los muchachos que estaban en el CICPC, ¡42 personas detenidas en un solo día de manifestaciones! De ahí salen los seis del 12F que son a quienes culpan de la quema de las patrullas del CICPC, de ese grupo todavía están detenidos Marco Coello y Christian Holdack y van a juicio porque son necesarios para inculpar a Leopoldo López que, presuntamente, es el instigador y los dos detenidos son los presuntos instigados, aunque hay personas que se han declarado culpables y sus declaraciones han sido desechadas porque hay saña para inculpar a Leopoldo y esas personas que se culpan son adeptas al oficialismo, inscritas en el PSUV y eso tumba toda la teoría de que Leopoldo es el instigador.

    -¿Qué has aprendido de esta experiencia? 
    La responsabilidad que hay que tener al difundir una noticia, una información, porque vivimos en un estado constante de sospecha, no se puede hablar libremente por las redes sociales y la libertad de expresión está en hablar sin miedo a las consecuencias. Yo podría hacer denuncias con nombre y apellido de cosas muy fuertes que he visto durante estos cinco meses, pero no las he hecho porque me dan miedo las represalias que pueda tener porque hay una evidente represión judicial y física. En Venezuela no tenemos garantizado el derecho a la vida, en lo que va del mes de julio en Caracas ha habido más de 145 muertes violentas, casi lo que ha habido en Gaza con misiles, bombas…

    -¿Te imaginaste este cambio en tu vida? 
    Pense que mi vida iba a ser mantenerme toda la noche despierto rockeando, tocando, cubriendo las mejores fiestas y resulta que me tocó estar despierto porque mi bebé estaba llorando. Cuando yo soñaba que iba a salir en las revistas con mi música y mi guitarra terminé atendiendo los casos de muchachos torturados, desaparecidos. Es un sacrificio, yo vivo con miedo de que me pase algo, a mi familia, pero más miedo me da vivir bajo este castigo de país que tenemos actualmente que no es la Venezuela que nos merecemos ni es la que teníamos y espero que no sea la que sigamos teniendo. 

    -La experiencia más dura. 
    He visto muchas cosas: golpes, marcas de torturas, ojos morados, costillas destrozadas, chamos con infecciones en las piernas por los perdigones, pero nada como las heridas emocionales, las de los padres y las madres cuando uno ve como se les va el alma. @melaniobar «Mucho dolió ver a James llorar, no se imaginan lo que es ver a la madre de un estudiante cuando le dicen que va para Yare». 

    -¿Qué hay que hacer? 
    Si no nos damos la mano como venezolanos no vamos a poder sobrevivir a la época tan dura que nos esta tocando, tenemos un gobierno que ha demostrado que no le interesa el bienestar social del país, se ve beneficiado por la degeneración de la sociedad venezolana, es un estandarte de la revolución bolivariana, y tenemos una oposición que si bien está luchando desde su tribuna, se encarga de su lucha política. Los venezolanos de a pie, los que no somos políticos, no estamos en una posición de poder, padecemos una serie de cosas que nos están golpeando muy duro: la falta de medicamentos, la inseguridad, la indefensión contra un sistema judicial viciado que enjuicia a personas por pensar diferente o por estar pasando por el lugar equivocado. Los venezolanos para recuperar un país coherente tenemos que ponernos manos a la obra, ponernos a trabajar para poder combatir esta degeneración que tenemos.


  • Entren que caben 100

    En el marco de la exhibición Maniesto país y bajo el compromiso social de transformar la reexión en acción, la Sala Mendoza conjuntamente con la plataforma web Entren que caben 100, llevará a cabo el encuentro “Voluntades que construyen un país”, evento que se efectuará este miércoles a las 10:00 am, en el Paraninfo Luisa Rodríguez de Mendoza.

    Entren que caben 100 es un proyecto de las emprendedoras venezolanas Tibisay Guerra y Maiskell Sánchez, cuyo objetivo es ser la voz de aquellos que ayudan diariamente con su trabajo desinteresado a la sociedad. La Sala Mendoza en alianza con esta iniciativa, convoca a este encuentro que promueve la civilidad y convivencia en pro del impulso de nuestro país.

    El evento contará con la participación del reconocido escritor y poeta Willy Mckey como presentador. McKey y el resto de las voces invitadas, ofrecerán una breve intervención que resuma el testimonio de su trabajo para la construcción de la Venezuela posible. Los comunicadores sociales Melanio Escobar, Alicia Hernández y Donaldo Barros; el escritor Héctor Torres, el poeta Alejandro Castro y el reconocido caricaturista Eduardo EDO Sanabria estarán presentes junto a algunos representantes de la comunidad unimetana: los estudiantes Andrés Nasser y Rodrigo Gil (Proyecto Suma), David Rodríguez (Proyecto

    Logia) y las profesoras María Alejandra Aguilar y Angelina Jaé. Además, Laura Guevara y Bartolomé Díaz junto a Andrés Barrios y el grupo de becarios Musicum, intervendrán musicalmente.

    Voluntades que construyen un país será un espacio de reexión que servirá para que nos rencontremos como venezolanos, destacando el aporte que todos podemos hacer desde nuestro campo de acción para un mejor país.


  • Medida sustitutiva de libertad para 79 manifestantes

    Medida sustitutiva de libertad para 79 manifestantes

    La sentencia establece medida Sustitutiva de Libertad, numeral 9. «Significa que no se presentarán ante tribunal a menos que sea requerido»

    Los 79 jóvenes que habían sido detenidos durante protestas de este miércoles en la ciudad capital, fueron liberados informó el periodista independiente Melanio Escobar.

    Según publicó en su cuenta en Twitter, el Ministerio Público pre calificó como: Instigación Publica, Agavillamiento y Resistencia a la Autoridad. La sentencia establece medida Sustitutiva de Libertad, numeral 9. «Significa que no se presentarán ante tribunal a menos que sea requerido», reportó.

    La defensa fue asumida por UCAB, Colegio de Abogados de Caracas, Foro Penal, MUD, USM, UCV Unimet y Fundeci.


  • Detención de estudiantes durante allanamiento en la madrugada

    Detención de estudiantes durante allanamiento en la madrugada

    Fuente: A todo momento

    El periodista independiente y voluntario de derechos humanos de la UCAB Melanio Escobar, se encuentra tratando de identificar a los detenidos en los campamentos estudiantiles en horas de la madrugada del pasado jueves. 

    Los detenidos se encontraban en la morgue de Bello Monte. 


  • Venezuela contra los jóvenes

    Venezuela contra los jóvenes

    Despues de dibujar una cartulina con la palabra «Libertad» en letras amarillas, azules y rojas, Geraldine Moreno bajó de su departamento y con cuatro amigos se quedaron en la vereda, frente a su edificio, sumándose al resto de los vecinos del barrio que habían salido a las calles de Naguanagua, un municipio tres horas al oeste de Caracas. Eran las 8 de la noche del 19 de febrero y estaban protestando, como en el resto de las ciudades de Venezuela, contra la inseguridad, la inflación y el desabastecimiento de comida y medicamentos, cuando por la esquina apareció una brigada antimotines de la Guardia Nacional armada con gases lacrimógenos y escopetas con perdigones de goma y metal, disparando contra la gente. 

    La turba empezó a correr para resguardarse, pero mientras trataba de escapar, Geraldine se tropezó y cayó. El aire se había nublado por los gases y, cuando Geraldine se quiso levantar, un militar le disparó en la cara. Con la cara destrozada, la llevaron a un hospital donde la operaron dos veces, pero murió tres días después: la descarga del arma le había desprendido el cerebro y uno de sus globos oculares. 

    Geraldine tenía 23 años, estaba cursando quinto año de biología celular, entrenaba para jugar los clasificatorios de fútbol de salón de la Universidad Arturo Michelena y fue la segunda joven asesinada en el estado de Carabobo en menos de una semana. El 19 de febrero, Genesis Carmona, una chica de 22 años que estudiaba marketing y había sido elegida Miss Turismo Venezuela, había muerto de un disparo en la cabeza después de que una brigada motorizada de autodefensa del Gobierno -los denominados «circulos bolivarianos», formados para «hacer cumplir el plan de la patria»: más de 2,3 millones de civiles en el territorio venezolano, que la oposición asegura están armados- embistiera a balazos contra una concentración opositora. Desde su cuenta de Twitter, el gobernador Francisco Ameliach había llamado a que los partidarios del chavismo prepararan el «contraataque fulminante a los fascistas». 

    Desde entonces, en otras veintitrés ciudades venezolanas, miles de jóvenes universitarios salieron las calles a protestar contra la represión y una espiral de violencia que se había empezado a encender unos días antes en San Cristóbal, la capital del Táchira, una provincia a 800 kilómetros de Caracas, después de que intentaran violar a una chica en la Universidad de Los Andes el 12 de febrero. Sus compañeros habían salido a protestar contra la inseguridad y la policía los reprimió, llevándose detenidos a tres estudiantes por alteración del orden público. Al cierre de esta edición, ya sumaban 31 muertos según la Fiscalíia General y un número indeterminado de heridos. Se trata, en su mayoría, de estudiantes caídos por impacto de bala en enfrentamientos con los organismos de seguridad del Estado. Y la Comisión de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello registró más de 1.600 detenciones desde el 12 de febrero: casi todos estudiantes, acusados de cargos como asociación para delinquir, conspiración y alteración del orden público. El periodista Melanio Escobar integra esa comisión y cuenta que cuando los jóvenes son aprehendidos, no los dejan comunicarse con un abogado o sus familias durante las primeras 48 horas, mientras aguardan quedar a la orden del Ministerio Público. La Comisión denunció treinta casos de torturas a estudiantes detenidos en las protestas y están verificando otros 170. «Tengo seis estudiantes sin respuesta procesal desde el 12 de febrero, que han sido arrodillados durante cinco horas, golpeados y bañados en gasolina para obligarlos a asumir responsabilidades», cuenta Escobar. Entre las denuncias de tortura hay una sobre un estudiante que fue violado con un rifle FAL por un Guardia Nacional.

    Como en las revueltas de Medio Oriente, las redes sociales han tenido un rol fundamental en la crisis para la circulación de información. Los medios audiovisuales, en línea con el Gobierno, no cubren los hechos, de manera que Twitter y Facebook se han vuelto el único camino para difundir las informaciones. Y la respuesta del Gobierno ha sido bloquear intermitentemente, a través del proveedor estatal de internet, el acceso a sitios como Zello, TunnelBear, Twitter o Tuitpic. «A cada conspiración contra la patria, la respuesta será más radicalización de la revolución, declaró el presidente del Parlamento venezolano, Diosdado Cabello, en su programa Con el mazo dando, transmitido en el canal del Estado. 

    «No pedimos la renuncia del Presidente, sino medidas contra la inflación, seguridad en las universidades, cese de la represión y desarme de los grupos paramilitares», explica Juan Requesens, estudiante de Ciencia Política y presidente de la Federación de Centros Universitarios de la Universidad Central. «Seguiremos en la calle hasta que nos den respuestas, las muertes de nuestros compañeros en las protestas no quedarán impunes».

    Pero el gobierno hasta ahora sólo ha reprimido y criminalizado las protestas. «La cárcel le espera a los fascistas que perturben la paz», declaró el presidente Nicolás Maduro tras los disturbios, y después acusó a la derecha de instigar su derrocamiento, aunque su partido controla el Poder Legislativo, el Judicial y, salvo en tres provincias, todos los gobernadores están de su lado. 

    El 13 de febrero, mientras varias universidades se unían a las protestas pidiendo la liberación de los estudiantes, la respuesta del gobierno fue militarizar San Cristóbal con tanques y efectivos armados. Sin embargo, ver hombres de verde en las calles no es raro en Venezuela. En el supermercado los militares requisan a la gente al entrar y, al salir, verifican que nadie haya comprado más de lo permitido. 

    Antes de su último viaje a Cuba, ya agonizante por su cáncer, Hugo Chávez se encargó de señalar a Maduro como su sucesor. Tras su muerte, el 5 de marzo de 2013, con el lema «Chávez, te lo juro, mi voto es para Maduro», su elegido ganó las elecciones presidenciales de abril por apenas el 1,49 por ciento de diferencia frente al opositor Henrique Capriles.

    Y aunque Maduro trató de recrear la mística chavista diciendo que el ex presidente le había hablado a través de un pajarito, por ejemplo, la economía siguió descontrolándose. Durante los catorce años de Chávez en el poder, el precio del petroleo -casi el único recurso de producción naciona-l fluctuando alrededor de los 115 dólares por barril contuvo a una sociedad cuya ciento de los bienes de consumo. Sin embargo, desde que asumió Maduro, el erudo fue bajando su cotización y no se vende a más de 100 dólares, obligando al Gobierno a reducir las importaciones, llevando a la desaparición de insumos básicos como papel higiénico, leche, carne o azúcar. Además, la economía alcanzó precios inflacionarios sin precedentes en la historia de Venezuela: en enero del año pasado, un kilo de cebollas costaba 20 bolivares (3,2 dólares), a fines de marzo costaba 110. 

    El paisaje se completa con la expropiación de empresas privadas, el cierre de medios de comunicación criticos al chavismo -más de 48 frecuencias radiales que pasaron a manos amigas del Gobierno, o la compra de canales como Globovisión en 2013- y la inseguridad. Según cifras ocurrieron 24.763 homicidios sólo en 2013: unos 79 por cada 100 mil habitantes. Y el Ministerio de Interior y Justicia ha admitido que el 93 por ciento de los casos nunca se resuelven. 

    Víctor Alfonso, militante de la juventud del Partido Socialista Unido, dice que los opositores exageran. «Yo miro bien las razones de la protesta opositora y en Venezuela hay libertad de expresión, que ellos [los opositores] están ejerciendo con violencia, matando personas», sostiene. Y se pregunta por qué quienes hoy adversan a Maduro, no manifestaban cuando «había fosas comunes y [el ex presidente venezolano en 1974 y 1989] Carlos Andrés Pérez mandaba a retirar los periódicos que publicaban la cantidad de muertos».

    En los últimos diez años, en Venezuela han ocurrido frecuentes movilizaciones en rechazo a la gestión chavista. De las más severas, las de 2007: cuando las calles se Ilenaron de gente para repudiar el cese de la concesión al canal RCTV. Antes, en abril de 2002, Chávez había sido victima de un golpe de Estado cuando -en pleno paro nacional- el entonces ministro de la Defensa, Lucas Rincón, anunció en cadena televisiva que «se le solicitó al Presidente la renuncia a su cargo, la cual aceptó» y los militares disidentes instalaron un Gobierno de facto encabezado por Pedro Carmona, dirigente empresarial en ese momento. 

    Y aunque Maduro ha acusado a los estudiantes que se manifiestan de ser partícipes de «un golpe de Estado en desarrollo», cada vez más sectores de la sociedad venezolana se han adherido a las protestas. «Músicos de todo el país están en los autobuses, en las plazas y donde haga falta, protestando sin violencia y buscando fortalecer el tejido social desde el campo cultural», dice Félix Allueva, representante del movimiento «Músicos en la calle», que salió a apoyarlos. Pero tal vez el caso más notable sea el de Horacio Blanco, frontman de Desorden Público, una mítica banda venezolana de ska, conocida por sus letras contestatarias desde que fue fundada en 1985. Aunque ha sido un aliado del chavismo y ha participado en shows organizados por el Gobierno, en los últimos días, en su cuenta de Twitter escribió: «Ver policías/militares pateando estudiantes fue algo que me indignó en los 80, en los 90, en los 2000 y también HOY».