Melanio Escobar no es reportero de guerra, pero con los 140 caracteres que acepta un tweet fue capaz de retratar la situación del país a principios de años. Es reportero por oficio, estudio y pasión.
Melanio Escobar, no es un ningún pseudónimo, es el nombre legal visto por muchos como referente de una generación. Desde los 16 años asumió el reto de trabajar en medios de comunicación y «enfrentar calle» como él lo resume. La mitad de su vida ha transcurrido con constante exposición, quizá los tatuajes y su actitud le ayuden a hacer realidad el mito, pero hay mucho más allá del piercing y los lentes de pasta.
Contrario a lo que muchos pueden pensar, este fanático del rock y el punk dejó el cigarro hace unos cuantos años y cambió las botellas de ron por nutritivo cereal. Pudiera ser que la llegada de su hijo tuviera que ver con esto. Sin embargo, no se trata de un «ablandamiento», al contrario, su nuevo heredero es ahora u motor para impulsar cambios y un punto de quiebre que lo llevó a asumir una lucha por su país con carácter personal.
Ya en 2007 Melanio Escobar apoyaba al movimiento estudiantil y aunque las mareas «subían y bajaban» cada año, insistió en perseguir el activismo politico, no dejar de cuestionarlo todo y alzar la voz contra un sistema de gobierno que, en su opinión, «trabaja de forma incorrecta para todo un país».
«Al ver que en febrero de 2014 comienzan a desaparecer personas, aunado a un caos en el que nadie informaba con responsabilidad, me sentipi en el deber de salir y hacer este trabajo»
afirma Melanio
También aclara que pudo haber encontrado a sus amigos y dejarlo hasta ahí, pero decidió continuar apoyando a todos los estudiantes detenidos por un compromiso «moral» consigo mismo.
«Mientras hablamos, hay 72 personas detenidas que necesitan comida, soporte lega, respaldo a sus familiares y lo más importante… apoyo moral»
Esto le ha llevado a sumar esfuerzos y emprender un trabajo de soporte con una ONG que le permita organizar un verdadero equipo en esta materia. Melanio asegura que la ciudadanía fue abandonada por un gobierno y un sistema político.
En la actualidad Melanio se encuentra a cargo de importantes proyectos audiovisuales para varias marcas. Atrás quedó la obscuridad del backstage y los teloneros malportados. Escobar comenta que una de las lechigas que controlan a este país. terminó por acabar con las pequeñas y medianas productoras de eventos.
«Con un precio del dolar que vive en incógnita constante es imposible hacer conciertos»
NOSTALGIA INSTANTÁNEA
Hay una suerte de nostalgia en el ambiente por esa época dos milera , puede que sea porque los que ahora son jóvenes no tienen mayor referencia de lo que era la urde antes de 1998. El primer encuentro de Melanio con la vida nocturna fue el loca Norte 6, en plena Avenida Baralt.
«Extraño la Venezuela del 2000, salías con precaución, pero había calle, había posibilidades. Siento que podemos recuperar eso»
Le preocupa mucho cuando llegue el momento que su hijo le pida permiso para salir, si a la violencia actual no le ponen un parado.
«Cualquier psicólogo puede dar un parte de las consecuencias de este estado de terror en el que vivimos a diario»
Melanio asegura que aún no ha salido del todo ese verdadero «animal politico» del que hablaba Aristoteles. Para él, Venezuela necesita que todos los que quieran sumar por un mejor país se enserien en pro del cambio.
Mientras lo hace, también libra una causa – incluso más particular – por contrarrestar los prejuicios entorno a los tatuajes y las modificaciones corporales.
«Mi trabajo responsable, constante y honesto hace que todo trascienda más allá de mi imagen. Llegaré hasta donde las personas me dejes llegar…»