Cuando Juan Guaidó se autoproclamó presidente, el 23 de enero, los canales de televisión venezolanos no lo transmitieron en vivo. Pero cientos de miles de internautas lo pudieron ver en Youtube, Facebook y Twitter, portavoces de hecho de la oposición.
«Hoy en día en Venezuela, todos los medios de radio, televisión, si quieren seguir al aire, no pueden hablar de Guaidó», dice Andrés Cañizalez, investigador de ciencias políticas de la Universidad Católica Andrés Bello.
De golpe, el joven presidente del Parlamento, de 35 años, «es un líder 3.0, un líder cuya única manera de comunicarse con la sociedad en este momento pasa por el manejo de las redes sociales», agrega.
Casi desconocido para el gran público antes de su autojuramentación, desde entonces se ha convertido en el ídolo de los oponentes de Nicolás Maduro, tanto en las calles del país como en Twitter, donde el martes superó el millón de seguidores, e Instagram, donde tiene 2,2 millones.
«Juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo Nacional como el presidente encargado de Venezuela para lograr el cese de la usurpación, un gobierno de transición y tener elecciones libres»: cuando Guaidó pronunciaba estas palabras, la televisión pública VTV transmitía imágenes de manifestaciones chavistas.
Y en la privada Venevisión se veía la telenovela «Se solicita príncipe azul».
Esa actitud de los medios de comunicación venezolanos no sorprendió a los opositores del presidente Maduro.
«El Estado se ha dedicado desde hace años a censurar los medios de comunicación, a adueñarse (de ellos) o a forzarlos a que instauren una autocensura dentro de su esquema de comunicación», dice Melanio Escobar, director de la ONG Redes.
Hoy existe incluso una prohibición «explícita» de nombrar a Guaidó, pero también de «discutir sobre represión, asesinatos, detenciones arbitrarias», añade.
«A medida que Venezuela se hunde en una crisis política, la censura de los medios de comunicación no gubernamentales es cada vez más flagrante y preocupante», señaló Reporteros sin Fronteras en un comunicado el martes.
Para ver a Guaidó autoproclamarse presidente, sus partidarios se volcaron a las redes sociales… a veces con sorpresas desagradables.
El observatorio de internet NetBlocks dijo haber detectado «importantes interrupciones de internet en Venezuela, que afectaron a YouTube, Google, los servidores de la plataforma móvil Android y otros servicios» ese día, que también fue una jornada de manifestaciones masivas de la oposición.
«Las redes sociales están notablemente alteradas, con Facebook e Instagram cortándose de forma intermitente», aseguró.
El Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), una asociación de periodistas en Venezuela, ha hecho la misma observación, señalando «un servicio precario tanto en la oferta fija como móvil», con un «promedio de la velocidad de 0,9 megabits por segundo, (…) cuatro veces por debajo del promedio que disfruta normalmente América Latina».
RSF también señaló «restricciones en el acceso a las redes sociales, que son utilizadas masivamente por los oponentes de Nicolás Maduro».
«Desde el 2014 las redes sociales han sido prácticamente el único canal comunicativo al que ha tenido acceso la oposición venezolana» para convocar a eventos, publicar comunicados de prensa o transmitir videos en vivo, dice Escobar.
Lo suficiente para molestar a Maduro, quien denunció en octubre de 2017 la «dictadura» de las redes sociales.
«Yo casi que me salgo de Facebook, porque me llegaban tres videos diarios de Julio Borges [entonces presidente del Parlamento] y me llegaban siempre antes de comer, y me provocaban náuseas», había afirmado.
El mandatario ha acusado repetidamente a gigantes de internet de boicotear mensajes de su campo, mientras que él mismo tiene 3,5 millones de seguidores en Twitter y 528.000 en Instagram.
Sin embargo, la oposición «en este momento está haciendo un uso más inteligente de las redes sociales», considera Cañizalez. «El mensaje que está dando Guaidó por las redes sociales es un mensaje más fresco, más directo», agrega. Su anuncio en video de nuevas manifestaciones, la noche del domingo en Twitter, fue visto más de 665.000 veces.
A la inversa, Maduro «está siempre en batalla, haciendo ejercicios militares, como para dar el sentido que tiene control», juzga el investigador.
El domingo, el mandatario apareció, en un video en Twitter, corriendo junto a soldados y, en otro momento, con un casco en la cabeza, durante maniobras militares.
Las redes sociales también sirven como una válvula de escape para muchos venezolanos, que prefieren reaccionar con humor a la trágica situación de su país, en plena crisis política, económica y social.
Así, cuando el gobierno acusó a Guaidó de haber hablado en secreto con altos funcionarios chavistas, supuestamente mostrándolo en un video con el rostro oculto bajo la capucha de un buzo deportivo, los cibernautas se apresuraron a lanzar el hashtag #Guaidochallenge.