Para celebrar el día de la mujer quiero recordar las palabras del presidente Nicólas Maduro en una de las últimas cadenas de radio y televisión que dio a la nación: «Yo juro dedicarme a la dedicación exclusiva». Ya después de ahí no pude seguir escuchando, sobre todo porque al mismo tiempo en la Asamblea Nacional se estaba discutiendo sobre la masacre de Tumeremo; este trágico hecho donde 23 personas de las minas en Bolívar desaparecieron. Familiares y testigos señalan a diferentes cuerpos de seguridad del Estado como autores materiales del suceso. Subo el volumen nuevamente, escucho a una locutora que se gana la vida haciendo resumen de lo dicho por Maduro – solo pudo redundar como él – en que «Es el único presidente que ha logrado mantener la paz durante una guerra». ¿Cuál guerra? Pensé que se hablaría del aborto, derechos laborales, derechos reproductivos… Pero no, era ¡Viva Chávez! ¡Viva Maduro!.
Cuesta pensar que en un país «socialista», temas tan importantes como la salud reproductiva de sus pre adolescentes, adolescentes y mujeres adultas no se discuta con seriedad, sobre todo cuando en Venezuela las estadísticas dicen que somos el número 1 en Suramérica, terceros en Latinoamérica y sextos del mundo en embarazo precoz, donde quien se haya embarazado antes de los 15 años, tiene un 62% de probabilidades de repetirlo antes de los 18. Vaya, cuánto progreso hemos hecho. La verdad es que la intencionalidad de le hegemonía comunicacional esta semana se ha encargado de enmudecer, como siempre, lo que le incomoda. Justo cuando desarrollo estas líneas, en la Asamblea se hace una sesión especial en conmemoración al día de la mujer; pues bien, nuevamente cadena. Cuando se reivindica el derecho de María Corina Machado a hablar ante el Parlamento, desde el Ejecutivo se enmudece ante al pueblo, y cuando desde el podio se exige la renuncia como clamor popular, eso se te oculta al pueblo.
Así juega el oficialismo: entre el miedo, la mudez y la mentira, como Juan Barreto, visto en México por un famoso caricaturista venezolano llamado Ed Vill, quien aprovecha la casualidad para preguntarle en vídeo si estaba de vacaciones y viajando con CADIVI, a lo que el ex alcalde respondió: «Viajé con los reales que me robé de tu papá». No una sino dos veces lo dijo, para luego llamar a un policia cerca y decir que estaba siendo agredido, que Ed lo llamó corrupto y marico, y demás cosas que balbucea mientras miente a las autoridades del aeropuerto. Es su modus operandi: tira la piedra y esconde la mano. La eterna victimización de la pantomima de la izquierda forjada por estos personajes salitrosos que han carcomido nuestras riquezas, los derechos y la cultura. Pero mientras sigan intentando destruir una voz, otros cientos replicaremos el mensajes. Ese es el deber que tenemos en este momentos histórico: denunciar, nunca callar.